EL VOTO
Con la selección del comité de aplausos, la definición del calendario de eventos sociales, la repartición de tamales y cemento, y el ofrecimiento de cenas en los restaurantes más lujosos, se recibe y percibe, el ambiente de las próximas elecciones. Y todo lo anterior con el único y más seguro objetivo de conseguir su voto, mi voto, nuestro voto.
El voto, aquel supuesto mecanismo de participación ciudadana mediante el cual el pueblo expresa su voluntad eligiendo representantes, se ha convertido en un poderoso endoso, pues estamos endosando nuestro poder de decisión a quienes deberán legislar nuestras más cercanas conveniencias y desavenencias sin tener en cuenta las graves consecuencias que podría traer elegir mal.
Lamentablemente en este país, el voto no es respetado, somos una sociedad que no sabe elegir, una sociedad egoísta que nunca ha pensado en comunidad para votar. Siempre encontramos justificaciones por las cuales el voto es para mí y no para mi comunidad; si todos decidiéramos cambiar el mí por nuestro/a tal vez la historia de este país ya habría cambiado, pero pretender cambiar la sociedad y enseñarle que existe otra manera de votar, que con mayor seguridad le dará más beneficios no es una tarea fácil y menos en una Colombia que le teme a los cambios y que se encarga de repetir la historia con diferentes protagonistas y con los mismos antagonistas.
Diariamente llenamos de quejas y críticas a nuestros actuales dirigentes, ¿pero cuánto nos cuesta reconocer que están ahí por nuestro voto en la mayoría de los casos insensato? Ese gusto por señalar y culpar, pero nunca por asumir la sana responsabilidad de haber dado un voto sin criterio es lo que no nos permite elegir correctamente.
Nos atiborramos criticando al político que robó, al que mató, en fin que hizo de todo menos patria, pero nunca reconocemos nuestra responsabilidad por haberle dado el voto a una persona incompetente. A ese, a el que usted y yo elegimos, solamente le interesa su propio beneficio y pagar un par de favores políticos a quienes le ayudaron económica y socialmente a llegar ahí.
Tengo claro que no todos son "malos" por así decirlo, pero sí son muy pocos los congresistas, gobernadores, alcaldes, entre otros que piensan en un beneficio común pero que no logran desarrollar sus ideas y propósitos por una "maquinaria" política que impide a como de lugar tener una sociedad satisfecha. A esas "maquinarias" les conviene el caos por la rentabilidad que genera, ya que un pueblo con hambre, con odio y con miedo es lo que les garantiza años de poder.
Ahora que se vienen pasos de animales grandes, lo único que sugiero es que no se dejen llevar por una idolatría y por un recuerdo de un candidato que para muchos fue "el salvador". No piense solo en usted, piense en su comunidad busque las necesidades de todos y asegúrese de encontrar el candidato que mejores soluciones tiene para todos.
Cada quien vota por quien quiera, sin embargo creo que es momento de dejar de votar por figuras tradicionalistas y por discursos veintijulieros, es hora de hacernos cargo como sociedad y de votar sin egoísmos y con responsabilidad.
NVG